sábado, abril 20, 2024
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¿Es mala la cooperación entre poderes?

Ana Paola García, Jefe de Cabildeo de la División de Relaciones Institucionales AGEXPORT, presenta su columna de opinión publicada en el medio digital Perspectiva. ana.garcia@agexport.org.gt

En la anterior columna titulada Un repaso de la IX Legislatura y lo que nos espera para el 2022 comenté como en el Congreso de la República, producto de la pandemia sanitaria, se conformó una coalición de bloques a favor de la bancada oficialista. En esta ocasión deseo profundizar en la dinámica que la IX legislatura ha demostrado respecto a la relación de cooperación entre poderes legislativo – ejecutivo.

Durante los dos años y tres meses de la IX Legislatura y del Gobierno liderado por el presidente Alejandro Giammattei se ha observado una interesante coordinación entre ambos poderes en cuanto al impulso y aprobación de la agenda legislativa. La cual ha demostrado ser coherente con las políticas públicas impulsadas dentro del ejecutivo. Esta coordinación ha sido altamente criticada por la sociedad civil, medios de comunicación y diputados de oposición por sobrepasar la independencia de poderes, llevando a cuestionar ¿es mala la cooperación entre poderes? ¿la cooperación atenta contra la independencia de poderes?

Para responder, primero es necesario tener claro que Guatemala es una república democrática y presidencialista. Esto significa que la Constitución de la República establece que la estructura de Estado establece la separación de poderes -Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, que la forma de gobierno y de elegir representantes se rige bajo un sistema democrático y que la autoridad y legitimidad de cada uno es independientes. Esto significa que los tres poderes se encuentran al mismo nivel de poder y autoridad generando frenos y contrapesos para su funcionamiento. Por mandato constitucional la separación de poderes es inquebrantable.

Teniendo clara la estructura institucional es necesario entender si la dinámica de cooperación atenta contra ella. Si bien el bloque oficialista, el cual cuenta con una fuerte disciplina partidista, solo representa al 10% de las curules (17 de 160 diputados) con la coalición le ha llevado a representar un 68% de la fuerza parlamentaria. Esta se conforma por más o menos nueve bloques de 19, cada uno con una agenda legislativa particular. Si bien las propuestas del ejecutivo han avanzado con mayor rapidez, los bloques que integran la coalición también han identificado esta alianza como una oportunidad para recabar votos y aprobar las agendas de interés. 

Adicionalmente, la coalición surge al inicio del periodo de gobierno producto de la pandemia. Sin su conformación difícilmente se hubiese podido atender con la prontitud que el momento ameritaba. Durante el segundo año se sostuvo por la necesidad de aprobar legislación de carácter económico que facilitara y agilizara la reactivación económica.  Al inicio del tercer año la coalición ha perdido adeptos, pero no los suficientes pues aún mantiene los votos para aprobar iniciativas por mayoría calificada (107 votos). Por ahora la coalición pareciera sostenerse pues la alianza ha sido efectiva significando un juego de suma positiva para quienes la integran, dejando a la oposición un tanto rezagada.

Sin embargo, es importante considerar que la pandemia se está quedado atrás y la preparación para la contienda electoral 2023 se convierte parte de las prioridades de los actores políticos en el legislativo, especialmente los que buscan la reelección. Sumado a ello, los compromisos políticos que el Congreso debe cumplir con las elecciones de Fiscal General, Contralor General de Cuentas y Procurador de Derechos Humanos pondrán en tela de juicio la dinámica de suma positiva de la coalición y por ende la cooperación entre poderes.

Para responder la respuesta inicial sobre si la cooperación entre poderes es mala y/o atenta contra la independencia de poderes; la respuesta es NO. La dinámica de cooperación, hasta el momento, pareciera no haber minado la división e independencia de poderes. El Legislativo no está sometido a la autoridad del Ejecutivo o viceversa, ambos mantienen su legitimidad democrática. Esta dinámica no suele ser común en el país y es altamente cuestionada por la falta de confianza en los actore políticos. Especialmente por que ha sido de utilidad para sostener una línea de gobierno integral en temas de carácter económico más no sociales.

La cooperación de poderes no es inusual en otros países especialmente las democracias maduras, donde inclusive a lo interno de los parlamentos existe cooperación entre oposición y oficialismo. La cooperación permite crear planes de trabajo coordinados con un menor desgaste para la búsqueda de consensos. Esto no significa que deba serse crítico ante la dinámica, por el contrario, la vigilancia ciudadana se convierte en un contrapeso natural.

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