viernes, marzo 29, 2024
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Un buen empleo, un factor clave para el desarrollo

Ana Paola García, Jefe de Cabildeo de la División de Relaciones Institucionales AGEXPORT, presenta su columna de opinión publicada en el medio digital Perspectiva.

Hablar de un buen empleo pareciera algo subjetivo, y es que cuando nos preguntan qué es pareciera que describiéramos la lista a Santa Claus. Contar con un buen sueldo, bonificaciones, seguridad social, vacaciones y todas las de ley se hace cada día más difícil. Principalmente en países como Guatemala donde de una población de más de 17 millones de habitantes, aproximadamente 12 millones se encuentra en edad de trabajar. Con una oferta laboral reducida y una alta demanda, las opciones para los guatemaltecos soñadores muchas veces se reducen a la migración, afectando el desarrollo económico y social del país.

Pero ¿qué es un buen empleo y cuáles son los beneficios e implicaciones? ¿Cómo desarrollarlos? Según BID, un empleo de calidad es un empleo formal que genera el ingreso suficiente para superar la pobreza. Puede decirse que es el que nos permite tener acceso a los beneficios estipulados en ley como seguridad social, bonificaciones, indemnizaciones, entre otras. En pocas palabras, son oportunidades que nos garantizan beneficios para cubrir servicios básicos, superar la pobreza y mejorar la calidad de vida, significando un incremento de la clase media para el país. 

Carolina González, en su publicación titulada La esquiva clase media latinoamericana (BID, 2021), indica que un buen empleo es crucial para desarrollar la clase media pues esta es el reflejo de un trabajo estable, bien remunerado, que permite a las personas dar un espacio mental para hacer todas esas cosas que la clase media hace bien. Por ejemplo, control sobre el futuro, contar con ingreso fijo cada mes, acceso a servicios básicos para enfocarse en construir y planificar su vida a largo plazo. En definitiva, un buen empleo se ha convertido en un factor clave para su desarrollo.

La clase media moderna se ha caracterizado por dinamizar las economías con su espíritu emprendedor, elevar los criterios de consumo con su exigencia, y también de demandar representatividad y fiscalizar a los tomadores de decisión con más contundencia. Pero es su estabilidad, crecimiento económico y capacidad de adquirir bienes materiales que satisfacen sus necesidades primarias y un poco más, lo que las define. Pero que un país cuente con buenos empleos para desarrollar más clase media es relativo a sus capacidades.

Al 2019 Guatemala contaba con 1,350, 821 empleos formales de una población económicamente activan de 7.1 millones. En 2020, afectados por la pandemia COVID-19, el empleo formal sufrió una reducción de 60,939 (ASIES, 2021), dejando 1,289,882 empleos formales. Este golpe dio al país el reto de recuperar y crear más y mejores empleos.

Este desafío puede superarse si nuestros funcionarios de gobierno priorizan una agenda económica con la que puedan impulsar políticas que activen el círculo virtuoso del progreso técnico, la diversificación de la estructura productiva, la expansión del empleo de movilidad ascendente, la urbanización, mayor acceso a la educación y cobertura de los servicios básicos. Herramientas de atracción de inversión como las recientemente aprobadas reformas a la ley de Zonas Francas por el Legislativo, permitirá crea más de 30 mil nuevos empleos formales en todo el territorio nacional, según un estudio del Ministerio de Economía.

Otra herramienta que permitirá robustecer la oferta laboral es el trabajo a tiempo parcial, pendiente de ser reglamentada por el Ministerio de Trabajo. Medidas como esta permite a las personas generar ingresos y mejorar su calidad de vida según sus necesidades y disponibilidad, dotándole de opciones para tomar decisiones de largo plazo.  Esta herramienta es crucial para países como Guatemala donde su población en edad de trabajar equivale a más del 50% de su población pues permitirá a los jóvenes, adultos mayores y madres optar a empleos formales.

Es responsabilidad de los Estados velar por la estabilidad, social, económica y financiera de sus habitantes. Una vez se disponga de voluntad política para priorizar la agenda económico – social en la búsqueda de empleo, es una cuestión de tiempo comenzar a percibir las virtudes de un buen empleo.  

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