jueves, marzo 28, 2024
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Si no empezamos, pronto los resultados pueden ser catastróficos e irreparables

 

Aunque el cambio climático es un hecho y nos está afectando grandemente, en la actualidad muchas comunidades aún no lo toman en serio ni le dan la importancia que se merece, tal es el caso de los departamentos de Huehuetenango, Quiché, Totonicapán, Quetzaltenango y San Marcos que representan el 19.6 por ciento del territorio nacional, y que de acuerdo al “Análisis de Vulnerabilidad ante el Cambio Climático en el Altiplano Occidental de Guatemala” se encuentran con los índices más altos de vulnerabilidad climática, aunado a una baja capacidad de adaptación al cambio climático.

Bajo esta premisa tomaremos como modelo acción frente a estas características de cambio climático al sitio demostrativo ubicado en la Asociación de Desarrollo Integral de Agricultores Nueva Esperanza (ASODINE), que es una organización de productores de hortalizas para la exportación como principal medio económico y se encuentra situada en el cantón San Luis Siguila, municipio de Santa Lucía La Reforma, Totonicapán (catalogado como uno de los 125 municipios con pobreza extrema de Guatemala, según estudio de PNUD).

ASODINE presenta una vulnerabilidad muy alta ante la sequía, debido a los inviernos irregulares, presentes desde el año 2,014, aunado a canículas extensas, que hacen que sus cultivos sean propensos a la muerte por estrés hídrico. Además su época seca suele prolongarse, presentándose veranos muy calurosos y largos, trayendo consigo aumento de plagas de insectos que hacen más difícil cultivar en el área, como la de las langostas que apareció hace poco en el corredor seco oriental de Guatemala.

Así mismo, cuenta con  un diagnóstico de: deforestación, que avanza a pasos agigantados provocada por venta y consumo de leña, el proceso de extracción de ocote para la venta, falta de manejo y conservación de nacimientos de agua y riveras de ríos (que provoca escasez de agua para consumo y para uso agrícola y por ende aumento en el periodo de sequía) y suelos pobres por escasez de materia orgánica, lo que conlleva al acceso limitado de alimentos, entre otros.

Para casos como el de ASODINE donde la riqueza del territorio está ligada directamente a la cantidad de agua que poseen, la organización comunitaria y mapeo del área es fundamental para identificar amenazas y atacar las vulnerabilidades eficientemente. Aunado a un estudio de vulnerabilidad al cambio climático de la región (en este caso la región del occidente de Guatemala realizado por el proyecto Clima Naturaleza y Comunidades en Guatemala CNCG) y un diagnóstico participativo con líderes, para definir las amenazas de acuerdo a su localidad y sus experiencias vividas en el área, con el fin de redactar un plan de trabajo donde se cumplan las políticas generadas para el sitio en estudio.

Estas políticas deben referirse a la reducción de la vulnerabilidad de los eventos climatológicos extremos, el reforzamiento de la capacidad de adaptación y el aprovechamiento de las oportunidades y recursos existentes en el territorio, para disminuir los impactos del cambio y la variabilidad de clima tanto en la producción del cultivo de exportación (Arveja china) como de otros productos, así como en la calidad de vida de los socios de ASODINE.

Para reducir la vulnerabilidad se recomienda incidir en lo siguiente:

  • Generación y transferencia de tecnología y conocimiento: a través de conocimientos ancestrales y tradicionales.
  • Prácticas de agricultura climáticamente inteligente: A través de tecnologías limpias, amigables con el ambiente y con condiciones ecológicas y biofísicas de la comunidad que mejoren la producción tomando en cuenta la variabilidad y cambio climático.
  • Coordinación interinstitucional a través de sinergias entre el sector público y privado para poder ejecutar la política interna generada en el sitio de adaptación al cambio climático.
  • Educación y sensibilización por medio de las personas y que estas adopten una conducta adecuada con la situación del cambio climático.
  • Manejar un Ordenamiento territorial que considere el manejo integrado de cuencas, el recurso productivo y el social.
  • Gestión de reducción de riesgo diseñado para las condiciones particulares de la región.
  • Plan de manejo de desechos: Dentro de la política debe existir un plan para el manejo de los desechos productivos como domiciliares.

Con este modelo de manejo de sitio se pretende incidir en otros territorios vulnerables, generar una intervención inteligente, atacando las vulnerabilidades con prácticas específicas, costo-efectivas y sostenibles que no peleen con los conocimiento autóctono de la región y que sean plenamente aceptadas por los comunitarios, debemos entender que el cambio climático es un hecho y necesitamos adaptarnos al mismo, pero lo principal concientizar a la gente de este cambio para que accionen para combatirlo de forma personal para luego formar un colectivo.

Si tomamos en cuenta que a partir del anàlisis de vulnerabilidad el pronóstico para el área para el año 2,050 indica un aumento de la temperatura media de 2 grados centígrados en general y una moderada disminución de la lluvia para el altiplano aunque en el área Totonicapán cuenta con el porcentaje más alto de vulnerabilidad.

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Si no empezamos, pronto los resultados pueden ser catastróficos e irreparables.

En estos mapas podemos observar como Totonicapán se encuentra en un área altamente vulnerable a la sequías y heladas, debido a las características climáticas de la zona.

Figura 1. Mapa de precipitaciones anuales
promedio actualizadas al año 2,011.

Figura 2. Mapa de Temperaturas promedio anuales actualizadas al año 2,011.

Figura 3. Mapa de amenaza por sequías a nivel municipal.

Figura 4. Mapa de amenaza por heladas a nivel municipal.

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