jueves, abril 18, 2024
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Llego la hora de pedir cuentas

por FannyLa reciente disposición del gobierno de El Salvador que paralizó por 8 días la frontera con Guatemala provocando millonarias pérdidas a miles de empresas y productores, no midió las consecuencias en la implementación de una medida que prácticamente bloqueó el comercio de todo Centroamérica, sin importarle la violación a las leyes de la integración y a los compromisos de apoyar la facilitación del comercio.

La cruda verdad es que los sueños de la Integración Centroamericana con una Unión Aduanera que tiene como fin la libre circulación de bienes y servicios, facilitación del comercio de la región, un arancel común, una administración aduanera común, eliminación de puertos fronterizos y política externa común, está en la cola de un venado. La pregunta que nos tenemos que hacer los centroamericanos y los cooperantes que financian la burocracia de la Integración es, quién castiga los resultados no logrados en materia de facilitación.

Se me ocurrió hacer una comparación entre el trabajo que se tiene que hacer y lo que expresan en su sufrimiento los usuarios. Aquellos productores y empresas que día a día, hacen que la economía de la región se mueva, los que sudan la camiseta para generar empleos e ingresos, los que tratan de sobrevivir en un mundo globalizado donde cada día se tienen que ganar el derecho de que sus empresas amanezcan al día siguiente.

En Centroamérica se comercian más de 7,000 millones de dólares al año, esa cantidad se podría duplicar si hacer comercio fuera más fácil, sin embargo frases como:…”en las aduanas del Poy, Amatillo, Peñas Blancas, Paso Canoas, Central en Nicaragua, Pedro de Alvarado, hay hacinamiento, largas filas, inseguridad, deficiencias de infraestructura, daño a las mercancías o a las unidades de transporte…. excesivos tiempos de estadías, caídas de los sistemas informáticos de las aduanas, exigencias de permisos, documentos, copias, escaneos, revisiones exhaustivas, horarios de trabajo entre instituciones no compatibles unos con otros, cierre de atención al usuarios en las ventanillas durante los tiempos de comidas. En Honduras aplican multa de L6,530 equivalente a $300.00, por aparente poca visibilidad de la factura asociada al tránsito o falta de escaneo de algún documento que se adjunta a la DUT. En Nicaragua, en la aduana de Sapoa se realizan registros y rotura de marchamos a la mayoría de los vehículos. En el registro dañan las mercancías y la estructura de las unidades de transporte pues perforan y desarman los vehículos”.

Es hora de que se les pidan cuentas a los organismos de la integración, que bajen a la realidad de los seres humanos que tienen que sufrir las consecuencias de que la ejecución, de los compromisos hechos en tantas reuniones, no baja a tierra.

Hacer comercio con éxito implica mucho trabajo, es arriesgar el patrimonio, es pagar planillas, desvelarse cumpliendo un pedido, es tener que desechar productos porque el consumidor ya no le gusta o porque llego otro del extranjero que los hizo a un lado. Cada dólar adicional provocado por las dificultades en las fronteras centroamericanas empuja a las empresas a no poder seguir compitiendo, a desaparecer.

Además de las consecuencias económicas causadas por la medida aplicada entre las aduanas de Guatemala y el Salvador, también provocó indignación entre muchos la actitud de las autoridades salvadoreñas en contra del dictamen técnico emitido por la SIECA quien después de un análisis jurídico concluyó que se estaban violando las disposiciones legales de las leyes de la integración que establecen que, las inspecciones de mercancías de importación o exportación, se pueden aplicar con tiempos  y costos operacionales que no constituyan barreras, teniendo previamente un análisis de riesgo y sin interrumpir el flujo del comercio.

Peor aún, fue el ataque dirigido a la Secretaria de Integración diciendo que sus opiniones no obligan a nadie a cumplirlas, que nos les corresponde emitir juicios, que para ello hay otros mecanismos y se atreven a solicitar rectificación de su dictamen. Eso se interpreta que le están pidiendo a una institución técnica, que mienta a conveniencia de un gobierno. En otras palabras que se callen, que no opinen, que no muevan las olas. Ya es hora de pedir cuentas, ya es hora de cambiar las cosas. La SIECA  según el protocolo de Guatemala en sus Artículos 43 y 44 establece claramente que tiene que velar a nivel regional por la correcta aplicación de las disposiciones del  mismo, así como los demás instrumentos jurídicos de la integración. También por  la ejecución de las decisiones de los Órganos del sistema. Además tiene que realizar los estudios y trabajos que le encomienden y tiene capacidad de propuesta.

Afortunadamente la nueva secretaria, ex ministra de comercio de Panamá, tiene una idea muy clara de lo que significa la integración de Centroamérica en el Siglo XXI, que ya no se trata de protección o disposiciones arbitrarias sino de competitividad, de facilitación, de bajar los costos, de que las instituciones tienen que velar por el crecimiento y competitividad de las empresas. Por favor siga opinando, siga dictaminando técnicamente, difundiendo los incumplimientos. Transforme los formatos tradicionales de presentar los resultados hacia indicadores de medición, hacia alcanzar metas.  Con ello estará ayudando al crecimiento económico, haciendo que Centroamérica prospere. Queremos que nuestro  comercio ocupe el lugar que merece en la región y en el mundo, porque somos gente trabajadora que lucha por salir adelante con pequeñas, medianas y grandes empresas. Cuente con el apoyo de los usuarios del sistema.

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