La producción de alimentos a través de una agricultura sostenible representa una condición indispensable para la competitividad de los países y para la seguridad alimentaria global. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que para 2050 el planeta necesitará producir un 60% más de alimentos para abastecer a una población mundial en crecimiento. El desafío consiste en hacerlo cuidando los recursos y a las comunidades.
El sector agrícola enfrenta hoy desafíos para la sustentabilidad: producir más y mejores alimentos cuidando el suelo, el agua y la biodiversidad; ayudar a mitigar el cambio climático a través de la captura de carbono orgánico del suelo (COS); y responder a un consumidor informado y exigente que demanda alimentos con trazabilidad, bajos en huella de carbono y producidos bajo criterios sociales y ambientales justos.
Las certificaciones agrícolas surgieron como una manera de dar confianza al consumidor y hoy se han convertido en requisitos de acceso a mercados. Sellos como GlobalGAP, Rainforest Alliance, Bonsucro, RSPO o CAFE Practices garantizan trazabilidad, buenas prácticas agrícolas y compromiso ambiental y social. En muchos casos, estas certificaciones son la diferencia entre vender en el mercado local o exportar a cadenas globales. Un marco institucional sólido es clave para acompañar, regular y respaldar técnicamente a los productores.
Guatemala posee una ventaja competitiva indiscutible: su ubicación geográfica le permite producir durante todo el año, convirtiéndola en proveedora confiable de frutas, vegetales, café y otros productos. A los retos globales de sostenibilidad se suman desafíos como la infraestructura portuaria y logística, el estado de las carreteras e instituciones que, en algunos casos, tienen que adaptarse a las nuevas demandas internacionales.
Sin embargo, el país ha demostrado una vocación exportadora notable. En 2023, según cifras de AGEXPORT, las exportaciones de alimentos y bebidas superaron los US$ 4,500 millones, consolidando al sector como motor clave de la economía nacional. Los agricultores guatemaltecos adoptan cada vez más tecnologías que permiten producir más y mejor con menor impacto ambiental e incorporando el uso de plataformas digitales que facilitan la toma de decisiones sobre riego, fertilización y control de plagas, entre otros.
Además, la sostenibilidad representa una oportunidad de negocio. El mercado de productos con certificaciones sostenibles crece a doble dígito en muchos países. La demanda de café con certificación sostenible crece a un ritmo del 20% anual en mercados como Alemania y Estados Unidos. El cacao certificado se ha convertido en requisito para ingresar a cadenas globales de chocolatería. Guatemala ya participa en estos nichos y puede expandir su presencia, con más articulación público-privada.
Guatemala tiene las condiciones para convertirse en un referente regional de agricultura sostenible: clima, ubicación geográfica, experiencia exportadora y productores resilientes. La sostenibilidad agrícola representa la llave de acceso a los mercados del futuro y una garantía de bienestar para las próximas generaciones.
Jorge Hernández Juárez, Gerente de Asuntos Corporativos para Centroamérica y Caribe de Syngenta





