La inocuidad alimentaria es fundamental para la salud pública y el bienestar económico a nivel mundial. Por séptimo año consecutivo, el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos se conmemorará el 7 de junio bajo el lema “Preparémonos para lo imprevisto”, remarcando la necesidad de implementar estrategias efectivas de prevención y control para garantizar que los alimentos que consumimos sean seguros.
“El compromiso de Guatemala con la seguridad alimentaria aportaría incluso en aspectos como el incremento de la competitividad de la economía en los mercados internacionales.”
Este día, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas – ONU en el 2018, busca incrementar la concienciación y fomentar acciones que mejoren la seguridad de los alimentos a lo largo de toda la cadena de suministro.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud -OMS, unos 600 millones de personas, (casi 1 de cada 10) se enferman anualmente por consumir alimentos contaminados. De estos, 420 mil mueren, incluyendo 125 mil niños menores de cinco años. Sin duda, estas estadísticas revelan la magnitud del problema y la urgencia de adoptar medidas preventivas. En regiones como el Continente Americano se reportan 77 millones de casos de enfermedades transmitidas por alimentos y 9,000 muertes al año. Mientras que África, se registran 91 millones de casos y 137,000 muertes anuales. En el sudeste asiático, las cifras ascienden a 150 millones con 175,000 muertes.
Más de 200 enfermedades son provocadas por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas, como metales pesados detectados en productos alimenticios.
Países como Estados Unidos y Dinamarca son referentes mundiales en inocuidad alimentaria, gracias a modernos y avanzados sistemas de control y prevención. Estados Unidos, a través de la Administración de Alimentos y Medicamentos – FDA y el Departamento de Agricultura- USDA, ha implementado estrictas normativas y programas de inspección para asegurar la calidad e inocuidad de los alimentos. La tecnología tiene un papel crucial, con sistemas de trazabilidad que permiten rastrear el origen de los productos y detectar rápidamente cualquier contaminación.
Un ejemplo sobre ello es la alerta reciente por parte de FDA acerca de los problemas de inocuidad causados por la bacteria Cronobacter en una determinada marca de fórmula infantil de leche de cabra en polvo, situación que permitió en mayo del año en curso al fabricante iniciar el retiro del mercado de los productos y así minimizar el impacto en la salud pública.
Guatemala, puede seguir estos ejemplos y convertirse en un referente en inocuidad alimentaria en América Latina. La adopción de estándares internacionales, como los establecidos por el Codex Alimentarius, es un primer paso esencial. Estos estándares proporcionan directrices para la producción, manejo y comercialización de alimentos inocuos. Además, la implementación de programas de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y la capacitación continua de los manipuladores de alimentos pueden reducir significativamente los riesgos de contaminación.
Por otro lado, la tecnología también puede desempeñar un papel transformador en Guatemala. La integración de sistemas de trazabilidad por medio de blockchain permitiría rastrear el origen de los productos, garantizando su seguridad e incrementado la confianza de los consumidores. El uso de sensores para una detección temprana de contaminantes mejoraría la vigilancia en todas las etapas de la cadena de suministro, desde la producción hasta el consumo. Esto, gracias al monitoreo de distintos parámetros como la temperatura, humedad, presión o el pH, todos esenciales para proteger la inocuidad alimentaria.
Inocuidad alimentaria mejoraría la salud pública
Sin duda, el compromiso de Guatemala con la seguridad alimentaria aportaría en aspectos como la mejora en la salud pública, la reducción de costos asociados con las enfermedades transmitidas por alimentos, e incluso incremento de la competitividad de la economía en los mercados internacionales. Al garantizar productos seguros y de alta calidad es posible fortalecer, incluso, la posición de nuestro país como exportador confiable de alimentos, impulsando el desarrollo económico y social.
Redacción: María Inés Valle Balsells (Analista Admisibilidades y Normas Técnicas – AGEXPORT).