jueves, marzo 28, 2024
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La desconfianza que paralizó el 2016

El Director de la Comisión de Turismo Sostenible  de AGEXPORT, Alfonso Muralles, presenta su columna de opinión publicada en el medio digital República.GT

¿Hasta cuándo nos dominará y detendrá la duda sobre la existencia de gato corrupto encerrado detrás de cada proyecto u obra?

Es que no es para menos. Lo que se destapó y se sigue destapando, tsunamis les llaman, sobre la corrupción enraizada en todos los estamentos del estado guatemalteco, todavía nos para los pelos. Pareciera que no hubo proyecto u obra que no incluyera licitaciones amañadas, compras directas forzadas, plazas fantasma, pagos indebidos.

Encuestas hecha por los medios y por las redes, aun cuando con una credibilidad estadística de muy limitado alcance, parecen indicar que las únicas instituciones que gozan de la confianza popular son el Ministerio Público, CICIG mediante, y la Superintendencia de Administración Tributaria. La percepción popular no incluye a la administración del sistema de control financiero y monetario que bien podría ser parte de ese demasiado selecto grupo.

Lo ideal sería poder incluir a la Contraloría General de Cuentas, ante cuyos ojos pasó todo lo que pasó y sigue pasando, y bien podría ser el 2017 el año en que se construya confianza, al hacer eficaz a la oficina de auditoría interna del estado. Y como tiene el mandato de auditar el uso de los recursos de todo el gobierno, incluyendo organismos autónomos y descentralizados, a los gobiernos municipales y toda organización privada que recibe y maneja fondos públicos su papel en ese sueño de construir un mejor futuro, es crucial.

Y como soñar no cuesta nada, la inclusión de la Procuraduría General de la Nación, para dar certeza a los contratos que hace el estado, sería otra buena obra para el año que está por comenzar.

Surgió hace algún tiempo el proyecto de construir un nuevo estadio en el lugar que ocupa el Estadio del Ejército. Recursos a ser arriesgados por iniciativa privada, que sólo en su edificación ya generaría trabajo, fue atacado duramente con mensajes tan disparatados como que por qué no se invertían esos mismos recursos (no queriendo ver que eran de origen privado, no del estado) en salud y educación. Y la verdad, es que pudo haber sido una negociación que fuera desventajosa para el estado guatemalteco. No lo sabemos. Y no hubo una Contraloría que revisara ni Procuraduría que diera certeza. El proyecto pasó a la gaveta.

Surgió hace algún tiempo el proyecto de construir un nuevo Museo Nacional de Arqueología. Recursos a ser recaudados por iniciativa privada que, además de la generación de empleo en su construcción, podría lograr que los turistas que llegan a Guatemala atraídos por su historia, se quedaran un día más, gastando más, consecuentemente. Pero nuevamente faltó confianza en la negociación. Los vendedores del Mercado de Artesanías, intermediarios muchos de ellos, se opusieron a pesar de asegurárseles un espacio privilegiado en las nuevas instalaciones. Este proyecto no está muerto, pero sin duda, sensiblemente demorado.

Más recientemente surgió el proyecto de convertir el Parque de la Industria, un centro de convenciones de principios de los 1960’s, en un centro de convenciones de la segunda década del Siglo XXI. Una inversión mixta, en donde el estado pone terreno y la iniciativa privada los recursos. Abriendo oportunidades para un turismo diferente. Nuevamente, se apeló a que es necesario invertir en salud y educación, cuando el proyecto de requiere de fondos del estado. Hasta se argumentó que se destruiría un pulmón de la ciudad.

Y es que no es para menos. La corrupción estatal destapada en el 2015 nos dejó una resaca que el 2016 no nos quitó. Esperamos que el 2017 nos deje un mejor sabor.

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